jueves, 7 de abril de 2016

levántate

mujer, ayer escuché tus pasos que creaban un fandango, ayer bailé al ritmo de tu camino.
mujer, yo que ayer me estremecí al conocer la fuerza de tu nombre, la nobleza de vientre.
mujer, ayer que no dormí por velar tus sueños y tú que de sueños llevas llenos los cabellos.
Ayer cantaban un fandango tus pasos, gritaban tu nombre, velaban tus sueños.
gitana, ahora te veo completa de vida.
gitana, te siento tan cerca y lejana al mismo tiempo.
gitana, hoy traes los ojos de hechizos y las manos de amuletos para las verdades.
Hoy que la pura vida,  hechizos y amuletos.
altagracia, que mañana serás re guapa y lista.
alfonsina, ya mañana llena serás de gracia.
adriana, mañana que seas buena; que tengas amores; que ya no te estés yendo.
Mañana con belleza y gracia y amores.
A mí, como a ti, amada bruja me mueve el aire, me moja la lluvia, me renuevan los árboles, me rige la luna, me besa el sol, me arrulla mi propia piel.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Un día de esos días.


No sabía (no tenía por qué saberlo) que un día, sin más, entrarías por esa puerta siendo tú, solamente tú, tan real y no la idea que yo había querido tener de ti.
Con mis miedos, con tu mirada fija y curiosa, con mi necesidad de tener la razón, con tu despreocupación, con la distancia.
En esos días, todos los días teníamos música de fondo, pero no escuchábamos la misma canción.
Nunca pude creerte a primera vista, siempre tenía que volver a mirarte eras tú y tu sonrisa y tus pestañas y esos ojos y tus lunarsitos en hilera cerca de tu oreja. Y la distancia.

lunes, 11 de mayo de 2015

Lunes.

Hoy te he vuelto a ver con el rostro lleno de ganas de contarme lo que te ha pasado.
Esa mirada de que este fin de semana te sucedió lo que no esperabas, pero que deseabas desde hace tanto tiempo.
Y yo que siempre estoy muerta de ansias por escucharte y que me cuentes cada detalle, y lo que dijiste y lo que pensabas mientras lo decías.
Cuéntamelo todo, mi mayor talento es escucharte. Podría escucharte por horas sin cansancio, sin interrupciones y con muchas preguntas en mi mente.
Y que al final me pidas consejo y sólo acierte en decir que tu elección es la mejor, aunque en ella no me incluyas.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Era imposible quererlo.

Era imposible quererlo. Alto, delgado, cabello largo y despeinado, los dedos llenos de anillos y guitarra en la espalda. Caminaba con una enorme seguridad, una seguridad que molesta. Todo en él era increíblemente molesto. Sonríe de medio lado y oculta su mirada tras unas gafas oscuras ¡qué insoportable!
Era imposible cuidarlo. Siempre busca tener la razón y siempre la tiene  cuando le da la razón a los demás. Discute, reniega, levanta la voz y gana el debate con el silencio. Se pierde todas las noches, bebe y se expone. Le gusta sentirse vivo, tan vivo que se pone al borde de la muerte.
Era imposible coincidir. Parece que estudió toda la noche el dialogo que llevaría al desayuno, siempre tiene ideas nuevas y extravagantes. Sus planes son a un futuro tan lejano que se concretan muy pronto. Era una metáfora con piernas.
Era imposible olvidarlo. Sus manos largas y delgadas, su voz suave y penetrante, sus labios delgados y cálidos. Todas las estrellas que llevaba en la espalda y su lengua detenida en mi cuello. Sus botas, sus jeans, su guitarra y mis piernas entre las suyas. Su llanto de dolor, de impotencia, de felicidad. Su sonrisa de coraje, su mirada, siempre su mirada. Sus canciones con mi nombre, mi teléfono y sus mensajes. Mi ventana y sus piedritas, mi azotea con la lluvia y él esperando para entrar y secarse con mi vestido y envolverme con sus brazos deseando, secretamente, que nos descubrieran.
Era imposible nombrarlo. Si lo nombras desaparece. Si lo llamas no acude, si lo buscas se pierde, si lo necesitas se aleja. Esperas, deseas, lloras, vives y llega. Siempre tan puntual porque no se rige por el tiempo que marca el reloj, está sincronizado con la eternidad. Entre más calles su nombre más enraizará en tu ser. Si lo mencionas suena a mito por eso lo guardo en secreto porque los secretos son más reales que la misma realidad.
Era imposible abrazarlo, retenerlo. Era preso, preso de una terrible libertad. Era un náufrago en mar ajeno. Era caminante que siempre se estaba yendo, llorando por no poder quedarse.

Era imposible creer que lo estaba amando con todas las posibilidades.




sábado, 23 de agosto de 2014

De días.

Lo que más me gusta de él: su manera de caminar.
Camina lento y despreocupado.
Nunca he visto que lleve prisa y, para mí, eso es admirable.
Todos vamos siempre apresurados y no importa a dónde vayamos, queremos llegar rápido.
Por eso llamó mi atención. Por la tranquilidad que me hace sentir.
Y sonrío al verlo avanzar tan despreocupado en medio del tumulto.
Eso, y sus ojos.

jueves, 14 de agosto de 2014

Siempre me levantó con la sensación de que hoy nos encontraremos en la calle y sonreiremos y dudaremos un poco en saludarnos. Luego, platicamos y recordamos esos tres años tan cortos e infinitos al mismo tipo. Y te pones serio y me dices que lo sientes mucho, yo sonrío y te pido que lo olvidemos. Me llevas a casa y esperas una próxima cita. Quedamos en vernos de nuevo. Entro a casa con una gran sonrisa y el pecho tibio. Me meto en la cama para despertar al día siguiente con la sensación de que hoy nos encontraremos en la calle.

lunes, 21 de julio de 2014

.

Siempre que escuche esta canción voy a ser la Adriana de diecisiete años que estaba segurísima de querer pasar el resto de su vida contigo. La que sabía que en pocos días regresarías a la ciudad y que  intentaría, de nuevo, quedarse a tu lado. Con diecisiete años y muy enamorada de la forma en la que llegabas tarde a los bailes y te parabas junto a la puerta cruzado de brazos o de tu manera de estar tan serio por horas hasta que te animabas a hacer un comentario sarcástico. Que podía pasar todo el día escuchando tu voz tan grave y dulce al mismo tiempo, siempre hablando de futbol. La Adriana que sabía todo lo que no sentías por ella, pero que no podía dejar de decirte todo lo que te quería. Siempre que escuche esa canción voy a tener diecisiete otra vez y me acordaré de lo mucho que te he querido y que eres el personaje principal de mi historia. Aunque ahora ya vivas bien lejos y muy feliz en tu casita de infonavit y ni te acuerdes de la Adriana de diecisiete años que a sus veintidós sigue escribiendo sobre ti.